Rubén Darío
Una vida galante
Rubén Darío a los 25
años de edad (1892)
«En la catedral de León de Nicaragua, en la
América Central, se encuentra la fe de bautismo de Félix Rubén, hijo legítimo
de Manuel García y Rosa Sarmiento». Con este apunte arranca La vida de Rubén Darío escrita por él
mismo (1915). Olvida anotar el poeta, en un descuido de la
memoria, que su nacimiento se produce realmente en la cercana población de
Metapa, el 18 de enero de 1867.
La existencia ensortijada de Rubén, ha señalado el
poeta Pedro Salinas,
queda marcada por dos constantes: «son dos formas de embriaguez, la sensual y
la alcohólica», que dan fe de «su natural constitución humana». Un temprano
impulso viajero incita a Darío («y muy antiguo y muy moderno, audaz,
cosmopolita») a recorrer buena parte de América, imponiendo a su vida un ritmo
discontinuo y nómada.
La obra suma más de una treintena de libros
De su obra, reconocida por toda la literatura hispana y con
algunos críticos a los que les ha parecido decorativa y hasta suntuosa, la
escritura de Darío sigue siendo universal. Su legado es amplio: poesía, prosa,
autobiografía que suma más de una treintena de libros, sin contar con que
todavía pueden encontrarse textos inéditos, porque su obra se reunió hasta
después de su muerte.
De su poesía y obra completa se han editado más de 10 tomos.
También se propuso escribir novela, pero no pasó de hacer breves textos. Ya en
la etapa final de su vida lo intentó, pero no llegó a concluir El oro de Mallorca, texto
autobiográfico que apareció en entregas en el periódico La Nación en
1914.
Salvo excepción, ninguno de sus libros se publicó en Nicaragua o
México, donde representó a su país e incluso se relacionó con el mundo
literario e intelectual. Su obra fue publicada en España, Francia, Argentina y
Chile, donde vivió como viajero o diplomático.
Sus primeros libros se publicaron en Chile, como Abrojos, rimas (1887)
y, entre otros, Azul (1988),
obra considerada el punto de partida del modernismo; Prosas profanas y otros
poemas, en Argentina (1896), y una segunda edición ampliada en
Francia (1901). Igualmente se citan El
canto errante (1907), Poema
del otoño y otros poemas (1910) y Canto a la Argentina y otros
poemas (1914) y el poemario Lira póstuma (1919).
En prosa, Los
raros (1896 y 1905), España
contemporánea (1901), Peregrinaciones (1901), El viaje a Nicaragua e
Intermezzo tropical (1909), Letras (1911), Historia de mis libros (1916)
y el libro póstumo Prosa
dispersa (1919).
A decir del escritor peruano Mario Vargas Llosa, “lo que hizo
Darío fue romper el provincianismo que asfixiaba a la poesía de nuestra lengua,
la que, desde los grandes tiempos clásicos con Quevedo y Góngora, se había
empequeñecido y retraído a las querencias locales, y salir a enfrentar al mundo
entero para apropiárselo.
“Precisamente con aquellas mezclas y apareos que sólo un hombre
de la periferia podía haber hecho, es decir, alguien que, a diferencia de un
poeta francés o británico o alemán, no escribía condicionado por el peso de una
tradición. La extraordinaria libertad y audacia con que Darío creó su propia
tradición”.
Rubén Darío recibió protección de gobiernos, como el de El
Salvador que a los 15 años le brindó su apoyo y de intelectuales de varios
países. Sin embargo, los reconocimientos vendrían después de su muerte al
concederle el Premio Internacional de Poesía Rubén Darío otorgado
por el gobierno de Nicaragua y el Nacional Rubén Darío (1942).
Además de la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío, máxima
distinción concedida por la República de Nicaragua, Premio a la Excelencia
Académica Rubén
Darío que es el mayor galardón que entrega el Consejo Superior
Universitario Centroamericano a los estudiantes destacados entre las 21
universidades de América Central y República Dominicana que conforman esa
entidad regional.
Premio Bienal Rubén
Darío y Concurso de Poesía y Prosa Rubén Darío otorgados
por el Parlamento Centroamericano, Premio Rubén Darío de Poesía en
Castellano otorgado por el ayuntamiento de Palma, España, y Premio
Internacional de Literatura Rubén
Darío convocado por el Grupo Editorial Sial Pigmalión.
Al iniciar la Primera Guerra Mundial, el escritor
latinoamericano dejó Europa y volvió a América con la idea de defender el
pacifismo. En enero de 1915 leyó en la Universidad de Columbia, en Nueva York,
su poema Pax.
Llegó a la ciudad de León el 7 de enero de 1916 y murió el 6 de
febrero a los 49 años. Durante cinco días miles de personas desfilaron para
despedir al poeta nicaragüense. Fue sepultado en la Catedral de León
el 13 de febrero del mismo año.
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